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Hasta mediados del Siglo XX cada generación sufrió una guerra. Dicen que con el paso de los años los desastres de la guerra pasada se olvidaban, y la siguiente generación estaba dispuesta a la lucha con un pretexto diferente. La guerra volvía a diezmar la población, que iniciaba una nueva etapa de paz y guerra.

La Segunda Guerra Mundial resultó ser una catástrofe de dimensiones tan gigantescas que ya nadie se planteó iniciar las hostilidades. De este modo, en Occidente disfrutamos de una paz que se quiebra a menudo con guerras locales, a nuestros ojos lejanas, noticias mediáticas de matanzas que, por repetitivas, ya no causan sensación alguna.

La Fundación Aurora motivará a toda la población para que enseñe a niños y jóvenes que las guerras solo y siempre son fuente de múltiples desgracias; por lo que no es divertido jugar con las tabletas y smartphones a matar gente.

Estamos seguros de que la trágica historia de la Nina Tecleta, que nuestra narradora contará a los más pequeños, les dejará impactados, pues comprenderán que no hay guerras joviales o lúdicas, ya que la principal víctima de las guerras es la inocente población civil.

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